Como cineasta apasionado, mi mayor deleite es capturar la esencia y la energía palpable de los artistas en concierto. Cada momento es una sinfonía de emociones, una amalgama de sonidos, luces y movimientos que convergen en un espectáculo único e inolvidable. Desde el momento en que piso el escenario hasta que apago mi cámara, me sumerjo en un universo donde la música cobra vida a través de mi lente. Cada canción es una oportunidad para contar una historia visualmente cautivadora, para capturar la intensidad de una guitarra distorsionada o la delicadeza de una voz susurrante. Disfruto cada instante de este proceso creativo, desde la planificación meticulosa hasta la edición final. Es un viaje emocionante donde cada toma, cada ángulo, es una pieza del rompecabezas que estoy creando.

Lo que más me apasiona es la conexión entre la música y el arte de la cinematografía y la fotografía. Es un matrimonio perfecto donde puedo fusionar dos de mis grandes amores en la vida. Cada concierto es una oportunidad para explorar nuevas formas de expresión visual, para experimentar con la luz, el color y la composición. Pero lo más gratificante de todo son las oportunidades que este trabajo me brinda. No solo tengo el privilegio de colaborar con talentosos artistas, sino que también tengo la oportunidad de compartir su arte con el mundo a través de mis videos y fotografías. En resumen, para mí, hacer videos de artistas en concierto va más allá de simplemente capturar imágenes. Es una pasión, una forma de vida, donde puedo conectar mi amor por la música con mi habilidad para contar historias a través de la lente de una cámara.